Para los más adictos al cine fantástico y de terror llega un año más el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Para mi ya es un clásico el poder acudir a Sitges y ver como sus calles se transforman en escenarios terroríficos: calaveras colgando por los escaparates de las tiendas, miembros descuartizados en los menús de los restaurantes y algún que otro zombie deambulando durante el día si acudes en el sábado de la zombiewalk.

Este año el festival aterriza con una conmemoración del 50 aniversario de Star Trek dónde una mano enorme situada en el Auditorio del Hotel Melià nos dará la bienvenida recreando el saludo vulcano que protagonizó Mr. Spock. También podemos ver el famoso saludo en el spot oficial que han creado el equipo CHINA dónde nos muestran ha diferentes culturas del mundo unidas por el amor trekkie. Para ver el spot pulsa aquí.
Pero no es todo trekkie lo que invade Sitges, también ha recibido las visitas de actores conocidos como Christopher Walken, Bruce Campbell; y directores como Rob Zombie y Nacho Vigalondo que vino a presentar su película Colosal.
Supervivencia al primer fin de semana del festival
Este año (como novedad para mi) pude acudir al primer fin de semana del festival, normalmente suelo ir entre semana ya que el ritmo de películas es algo más relajado y no hay tanta aglomeración de gente pero la cartelera de viernes a domingo era tan jugosa y prometedora que la tentación hizo arriesgarme a probar que tal. El viernes a las 18h me plantaba en Sitges y comenzaba mi spring. Cada año la rutina del festival es la misma: colas interminables para entrar y correr a platea a por el mejor asiento (y no suele ser el que esté más cerca de la pantalla si no el que menos números de cabezas puedan eclipsarte los subtítulos); largas caminatas entre cines, comienzas el día viendo una película en el Retiro pero dos horas y media más tarde tiene la siguiente en el Auditorio, de ahí vuelves a saltar al Retiro y de ahí al Prado, sin tiempo a descansar entre películas, con el culo carpeta de tanto rato sentado y alguna dislocación de cuello si ha caído una siesta en la sala.
Para los que somos habituales al festival, la llegada a Sitges es un dejavú año tras año, dónde parece que el espacio tiempo se detenga y nunca te hayas movido de ese lugar. Te vuelves a encontrar paseando por las calles que ya reconoces, ojeando las paradas que montan en la playa de San Sebastián, saludando a caras conocidas y compartiendo alguna opinión sobre películas vistas o por ver.
Saliendo del Bonanza con las barrigas llenas y, listos para ver mi primera película del festival, nos dirigiamos hacia el Auditorio a ver Colossal, una película dirigida por Nacho Vigalondo (Extraterrestre, Open Windows, entre otras) y protagonizada por Anne Hathaway. Si en algo destaca el festival es en la aportación de directores y actores en muchas de las reproducciones a ver, en este caso, vino a presentar Colossal su director Nacho Vigalondo, muy simpático y dicharachero, que después de jugar con nuestra ilusión haciéndonos creer que Anne Hathaway también había venido de sorpresa (¿¿por qué Nacho, por qué??) nos estuvo haciendo una breve presentación del film.


A Gloria (Hathaway) le gusta la fiesta y el alcohol sin pensar mucho en las consecuencias de sus actos, su novio (Dan Stevens) harto de su comportamiento decide romper con ella y echarla de casa. Sin hogar y sin empleo Gloria se va de Nueva York para volver a su ciudad natal y empezar a poner orden en su vida. Una vez allí se reencuentra con un amigo de la infancia (Jason Sudeikis) y comienza a trabajar en el bar de este volviendo a retomar sus malos hábitos. Es entonces cuando aparece en la otra punta del mundo, en concreto en Seúl, un kaiju que está matando a centenares de personas. Pronto Gloria descubrirá que tiene una conexión mental con el kaiju y deberá descubrir qué les une. Esta película va más allá del cine fantásico y Vigalondo nos lleva a un viaje emocional dónde nos habla de las adicciones, la sensación de pérdida de control, la necesidad de encontrarse a uno mismo y las inseguridades que rodean a los personajes, siempre con el toque de humor que caracteriza al director en sus films. Debo decir que la película me sorprendió gratamente y me gustó especialmente como se entrelazan los sentimientos de los personajes con la relación de los kaijus, sin necesidad de un gran presupuesto, pues la película se desarrolla en tres escenarios (casa de Gloria, bar de Oscar y el parque del pueblo) la creación de los kaijus me resultó interesante (sin llegar a mostrar nada nuevo ni novedoso) pero muy bien recreado.
Con la resaca de sueño de la noche anterior comenzaba nuestro sábado a las 7h de la mañana para ir a ver nuestra primera película del día a las 8:15h en el Retiro, no sin antes un buen café con leche y un croissant recién hecho de la que se convirtió en una de mis cafeterías favoritas de Sitges. Con el buche lleno, las luces apagadas y el mejor asiento del Retiro (shhh top secret) comenzaba Beyond The Gates.

Jackson Stewart recupera el cine de terror de los ochenta para traernos la primera obra dirigida por él. Para los más nostálgicos esta película no defrauda ya que cumple lo que vende recreando totalmente el estilo de película de terror de serie B, con su rollo ochentera que te trae de vuelta el mítico VHS, todo ello adornado con una banda sonora de la época de lo más lograda (los títulos de crédito no tienen desperdicio).
Dos hermanos se reúnen tras la desaparición de su padre para hacerse cargo del negocio familiar, un antiguo videoclub de VHS. Ordenando el material de la tienda encuentran un antiguo juego de mesa interactivo del tipo «Atmosfear» con una maestra de ceremonias con la cara de Barbara Crampton. Lo que parecía un inocente juego puede que tenga relación con la desaparición del padre de ellos.
Para los usuarios que jugamos a este tipo de juegos se nos hizo divertido ver una especia de «Jumanji» del terror ya que los pasos que das en la partida ocurren en la realidad. Ha destacar la maravillosa actuación de Barbara Campton, con su presencia en blanco y negro, y su mirada penetrante que daba la sensación de que en algún momento u otro fuese a salirse de la pantalla. Y como no, no podía faltar las escenas gores de esas que la sangre salpica a cámara.
Después del subidón de sangre y música electrónica tocaba la primera carrera entre cines del día, saltábamos del Retiro al Auditorio para ir a ver nuestra siguiente proyección. Una vez allí y volviendo a repetir las colas interminables y las carreras a por los mejores asientos (eso es ley del festival) me sentaba a ver una de las películas que más me llamaron la atención de la cartelera este año pues el argumento tenía que ver con zombies y, eso amigos, es mi debilidad. Ya sentada en mi butaca, con mi bolsa de chucherias en el regazo a punto de que fueran engullidas, comenzaba Melanie. The girl with all the gift.

Colm McCarthy nos trae la adaptación de la novela que publicó en 2014 Mike Carey, quién también ha participado en el film.
En un futuro post-apocalíptico un hongo ha infectado a gran parte de la humanidad convirtiendo a esta en unos seres hambrientos de carne parecidos a los zombies. ¿Os suena el argumento? Para los fans como yo de videojuegos, rápidamente relacionamos esta película y el libro de Carey con la obra maestra The Last of Us, y (opinión personal) no creo que solo fuese coincidencia que Carey publicase su novela un año después del lanzamiento de este juego ya que se ve claramente la influencia de él, a parte de compartir la idea principal, también es parecido el rol de los personajes. Debo decir que me parece muchísimo mejor el videojuego que la película y si todavía no habéis jugado a él ¿a qué estáis esperando?
En una base militar tienen recluidos a un grupo de niños nacidos de madres infectada por el hongo los cuales son inmunes a este pero poseen el «hambre» de los no-muertos u infectados. Una científica (Glenn Close) usa a estos niños para buscar la cura que les salve (con métodos de dudosa moral). Una profesora (Gemma Artenton) será la que verá la parte humana de estos niños y le despertará un sentimiento marternal con uno de ellos, la especial Melanie (Sennia Nanua).
A pesar de que la película te mantiene los 20 primeros minutos pegado al asiento en tensión (*SPOILER*con una primera escena de la mano del Sargento demostrando la peor cada de estos niños digna de elogios) empieza a decaer el ritmo y la creatividad cayendo en los típicos clichés que estamos ya hartos de ver en esta clase de género.
Saliendo del Auditorio y con un sabor de boca agridulce después de ver Melanie, decidimos que era hora de ir a saciar nuestras gulas antes de nuestro siguiente visionado (bendito Bonanza again…). Ya de vuelta al Auditori tuve que preguntarle a mi señor padre el argumento de la película que íbamos a ver pues reconozco que ni me molesté en buscarla en el librito informativo del festival… En general nuestros acompañantes y mi padre coincidían en que era una película esperada por ellos ya que las influencias cinematográficas que habían inspirado el film eran de películas tan míticas como La cosa o incluso La mosca. Otra cosa que llamaba la atención de esta película es que dejaba de un lado los monstruos por ordenador para recuperar el látex y las escenas gores con cascadas de sangre por golpe asestado.
Un policía traslada a un hombre herido a un pequeño hospital, y la violencia no tarda en desatarse. Los pocos médicos y pacientes que hay se ven rodeados por unos encapuchados y amenazados por una extraña criatura que crece dentro del hospital.
The Void. www.aullidos.com

Después del bajón sufrido por Melanie, The Void no fue a mejor… la película tiene un fuerte comienzo pero pronto su historia se pierde entre tanto «homenaje» y se convierte en un despropósito narrativo. Da la sensación que los directores han querido transformar esta película en algo de culto con su lanzamiento en vez de crear algo realmente bueno y que el tiempo les dé la razón. Sin personajes carismáticos y un final de fiesta lo menos surrealista, debo decir que la creación de monstruos e imagen en planos y escenas no defraudó.
La peor sensación con la que puedes salir de una sala de cine es con la de sentir que podías haber visto algo maravilloso y que no sabes por qué se decidió tirar por el camino erróneo. No es que yo sea una visionaria (ni mucho menos) ni una mente prodigiosa, pero cuando hablas con gente y ves que todos piensan lo mismo a mi se me pasa por la cabeza si al director también le ocurrió o simplemente tenía gente alrededor mal aconsejándole. Whatever…
Bajando al centro de Sitges parecía que nos habíamos sumergido en el universo «void» fue cuando nos dimos cuenta de que quedaba poco para que diera comienzo la zombiewalk. La masa de género zombie empezaba a rebosar por la playa de San Sebastián superando hasta más allá de la iglesia. Sin margen a dudas comenzamos a caminar hasta el escenario central, esquivando miembros amputados, vísceras y algún hombre lobo que había decidido salir a pasear, «Ay! criaturas de la noche…» – suspiro-.

Este año el disparo de salida de la zombiewalk lo vino a dar ni más ni menos que la misma Barbara Crampton, con la elegancia y porte que la caracterizan, simplemente majestuosa.
Con el subidón de la zombiewalk (y una cena deliciosa, hay que decirlo) esa noche iba a vivir algo con lo que había soñado durante muchos años… Sitges celebraba el 30 aniversario de Aliens: el regreso y habían traído nada más ni nada menos que a Michael Connell Biehn (Cabo Hicks).

Aliens junto Tiburón son las dos películas que me han visto crecer y que han sido mis grandes idolatradas, debo dar gracias a tener un padre friki/cinéfilo que me dejaba ver películas de terror junto a él y, muy lejos del miedo, solo puedo sentir adoración por este género.
Para conmemorar los 30 años de Aliens, el festival quiso hacer un viaje en el tiempo recreando el pase que se hizo en 1986 en la sala Retiro, con una breve presentación de Ángel Sala que daba paso al por aquel entonces director de Sitges Joan Lluis Goas. Aquella noche coincidían los 30 años del film con el cumpleaños de Sigourney Weaver así que Goas propuso grabar a la sala cantando el cumpleaños feliz para la actriz. La proyección de Aliens se realizó con traducción simultanea como en 1986, en aquel entonces las tecnologías en subtitulación electrónica no estaban tan avanzada. La traducción simultánea se realizó con unos auriculares que nos entregaron al entrar a la sala (quien más quien menos creo que en esa sala nos sabíamos todos los asistentes los diálogos de la película entera, servidora incluida), confieso que al principio me los puse por la curiosidad de ver una película de esta manera pero al final se me hizo algo entorpecedor y terminé por quitármelos (dura faena la del traductor simultaneo, chapó).
Con apenas luz y algo de llovizna, daba comienzo el día. Después de un café con leche y mi delicioso croissant ya en el estómago, nos dirigíamos hacia el Retiro para ver nuestra primera proyección del día: Rupture.

Steven Shainberg nos trae la historia de una madre soltera que es secuestrada por una misteriosa organización que la someterán a varios experimentos en los que tendrá que luchar contra su fobia más grande: las arañas.
La película comienza con lo que parece ser un clásico thriller de «secuestro y tortura» pero a medida que avanza nos muestra que esos experimientos tienen una finalidad que desconocemos. El director consigue que empaticemos con la protagonista, Noomi Rapace, y nos sintamos tan perdidos y confusos con lo que está ocurriendo como ella. A partir del momento que se descubre el pastel y se da a conocer el motivo de que ella esté ahí el ritmo de la película decae de manera previsible pudiendo intuir hasta el final.
Me gustó mucho la escenografía usada en la que se juega mucho con los espacios cerrados y oscuros y las luces de neón iluminando la cara de la expresiva Rapace. También la estética me recordó algo al videojuego Silent Hill por el uso de paredes corroídas y elementos de hospital abandonado.

Hay películas que están hechas para Sitges y esta (humilde opinión) ha sido la película del festival, es Safe Neighborhood.
No hay lugar más peligroso que un tranquilo barrio americano en una blanca Nochebuena. Si no, que se lo pregunten a Ashley, la niñera del hijo de los Lerner, que tendrá que defender el pequeño de unos desconocidos que han irrumpido en la casa. Pronto, la joven descubrirá que no se trata de un asalto normal.
Chris Peckover nos trae una película que es tan divertida como descarada y aprovecha para criticar los tópicos de las familias americanas: clásico barrio residencial de alto standing, niñera que cuida del hijo desde años y este está secretamente enamorado de ella… os suena? Es una película que juega (e incluso abusa) del factor sorpresa ya que no todo es lo que parece, situaciones grotescas acompañadas de humor negro, con alguna escena que a más de uno se nos quedó grabada en la retina como mítica ( la escena del bote de pintura me pareció brutal). Levi Miller nos hizo quererlo y odiarlo al mismo tiempo. Quiero destacar que la actuación de este joven actor que me pareció digna de elogios y espero verlo en este género por más tiempo.
Con un buen descanso entre películas y una deliciosa fideuá en mi barriga (pasar hambre no pasé jajaja) nos dirigíamos a ver la que sería mi última proyección (snif). Con el subidón de Safe Neighborhood me decía a mi misma que ya había visto el top de este año pero siempre intento bajar mis expectativas y simplemente disfrutar de lo que esté viendo.
Reviviendo la kilométrica cola y haciendo un spring para recuperar mi asiento favorito, comenzaba la presentación de Museum, película basada en un cómic de éxito en Japón. La presentación del film la hizo su propio director Keisi Ohtomo, muy dicharachero y humilde, quien también se trajo con él al enigmático «hombre rana» o, lo que es lo mismo, el malo de la peli.

Un asesino en serie que usa una máscara en forma de rana tiene aterrorizada la ciudad de Tokio con sus crímenes, a la vez crueles y elaborados. El inspector Sawamura, encargado del caso, tratará de descifrar qué mueve al psicópata, sin sospechar que este le tiene preparada una desagradable sorpresa.
La primera parte de la película se hace algo interesante con la investigación policial sobre los macabros asesinatos y nos muestra algunos de los detalles de la vida personal del personaje principal Hisashi Sawamura que le irán relacionados con los acontecimientos, aquí debo añadir que el director llega a abusar engrosando el film con tanto flashback repetitivo de este que al final hace que termines aborreciendo la cinta y cortando el clímax el algunas escenas. En el momento que se descubre el pastel, el ritmo de la película termina de caer en picado y se vuelve un duelo entre el asesino y Sawamura, llegando a ser aburrido, repetitivo y eterno.
Con el sabor agridulce de mi última proyección cogía mis cosas para irme de vuelta a casa no sin antes una última cerveza en el Bonanza.
Así que un año más me despedí de Sitges, de su ambiente, de mis caras conocidas y de sus cines. Si la vida es un sueño, yo quiero soñar todos los días con cine.
Live long and prosper.

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