Mis 365 días de la mujer

Son las 7:30 de la mañana y suena mi despertador, lo apago a desgana y me vuelvo a enrollar entre las sábanas aprovechando esos 5 minutos que me doy de margen hasta la siguiente alarma (soy de esas personas que necesitan dos, tres y hasta cuatro alarmas grrr). Ya con la siguiente alarma me incorporo en el borde de la cama, me pongo lentamente mis zapatillas, normalmente no atino a la primera y siempre hay alguna que se me escurre y tengo que terminar arrastrando el pie en busca de ella hasta colocarla en su sitio. Me levanto y voy directa a la ducha dónde me quedo en trance debajo del chorro caliente intentando acapararlo por completo ya que fuera de ese chorro hace frío y eso provoca que se me erice la piel. Me miro en el espejo y disfruto viendo mi rostro limpio, terso y rosado provocado por el calor de la ducha. Saco mi neceser de maquillaje y empiezo mi sesión de chapa y pintura, me encanta maquillarme, resaltar mis ojos con un eye liner bien marcado, dar color a mis labios y hacerme algún recogido que sea bonito y cómodo para poder trabajar. Me enfundo en unos tejanos, camiseta de manga larga y me coloco mis converse favoritas que, aunque algo mutiladas por el paso de los años y del uso, me seguiré poniendo hasta que se me desintegren en el pie. Saliendo del metro y de camino hacia la cafetería paso cerca de un grupo de obreros que parecen distraídos debatiendo un tema que posiblemente (no) sea de trabajo, al cruzarme por su lado y casi como por instinto se giran todos y siento de repente varias miradas clavarse en mi, es cuando empiezo a escuchar todo tipo de «alagos» y a recitar uno por uno su edad, estado civil, que buscan en una mujer… como si se tratase de una Speed Dating y en el menor tiempo posible tuvieran que decirme todo lo que necesito oír para conseguir una cita. Ya en el trabajo, una sonrisa provoca la generosa propina de un cliente, me la habrá dado por mi buena atención? por el buen café?

No me maquillo por ti, o por la moda, o por las marcas, por que me digan cosas en la calle o porque quiera llamar de algún modo la atención, me maquillo porque me gusta ver mi rostro como un lienzo en blanco al que todos los días le puedo hacer un dibujo diferente y eso me divierte y me agrada. De igual manera que si algún día no lo hago no es porque sea dejada, o poco femenina, es porque no quiero, pero no quiero YO, y porque me veo guapa de todas las maneras habidas y por haber, porque me tengo que ver guapa YO no tú a mi. No lo hago por ti, lo hago por mi. Porque me quiero y me cuido, porque me gusta mimarme, porque si quiero llevar falda no es porque esté pidiendo que me metan mano o por llevar pantalón signifique que soy masculina. Porque sigo siendo mujer todos los días cuando los hombres me dicen algo en la calle, cuando voy a una entrevista de trabajo y me ofrecen menos dinero que a mis compañeros varones, sigo siendo mujer cuando en un trabajo me cogen por tener tetas o no me cogen por tenerlas. Soy madre, amiga, hermana, hija, esposa, novia y confidente todos los días del año con sus meses, semanas, días, horas, minutos y segundos. Quiérete mujer, pero quiérete cada segundo que pase, quiérete con tus defectos y virtudes, con los detalles que te definen, quédate con aquello que te haga feliz y celébralo todos los días, porque todos los días eres mujer. Feliz 365 días a todas las mujeres 🙂 !